Ya lo has visto un montón de veces en el cine: un grupo de científicos detecta un enorme asteroide que se acerca a toda velocidad hacia nuestro planeta, y la única esperanza para la humanidad (y para el resto de la vida claro está)consiste en enviar a un equipo de intrépidos héroes para plantar una bomba nuclear en el interior del coloso que se avecina.
Después de una serie de reveses y contrariedades que agregan suspenso a la trama, el equipo de astronautas logra su objetivo y en el último momento logra hacer que la gran roca explote en un millón de pedacitos. La Tierra se salva una vez más de la aniquilación y todos vitoreamos y cantamos alabanzas.
Películas como Armageddon y Deep Impact hacen parecer que dicha maniobra resulte relativamente fácil. Sin lugar a dudas, las armas de destrucción masiva que pueden fácilmente destruir ciudades enteras, contiene el poder suficiente para hacer volar una roca espacial gigante... ¿o no?
La respuesta es si... y no. Para empezar, los asteroides vienen en todas las formas y tamaños. Ceres, por ejemplo, es el asteroide más grande conocido y considerado como un planeta enano, cuenta con un diámetro de 952,4 km; mientras que uno de los más pequeños que se hayan registrado, el 1991 BA, tiene apenas 6 metros de ancho. Cualquier asteroide de más de 10 kilómetros que colisionara con la Tierra extinguiría la vida por completo.
Técnicamente, una bomba nuclear podría destruir por completo a un asteroide pequeño, pero no uno de esos que son los que amenazarían la integridad biológica del planeta. Los asteroides que más nos preocupan, son aquellos de al menos 400 metros, mismos que no serían tan fácil de destruir con una bomba. Por supuesto que se podría fragmentar en trozos más pequeños, pero no tanto como para eliminar la amenaza.
Un informe de la NASA en 2007, indicaba que si se dejaba una bomba en la superficie del asteroide, o bien, se le enterraba un poco, lo más probable sería que sólo se le hicieran fracturas o se le romperá en varios pedazos grandes, los cuales serían igual de peligrosos, por la velocidad con la que se acercarían a la Tierra.
Entonces si, mientras que es tecnológicamente posible plantar una bomba nuclear en un asteroide, es poco probable que los líderes mundiales desperdicien nuestros recursos en dicha empresa. Entonces, si hablamos de asteroides muy grandes, la idea de utilizar una bomba atómica probablemente no tenga ningún éxito.
El Plan de Defensa de la NASA
Como el mero hecho de usar una bomba nuclear para destruir un asteroide enorme resultaría un fracaso si se utiliza para desintegrarlo, los científicos de NASA consideran que dicha arma podría ser utilizada de una forma diferente para defender el planeta.
En el 2005, el Congreso de los EEUU pidió a dicha agencia desarrollar diferentes planes para evitar una colisión entre un asteroide y nuestro planeta. En el 2007 se presentaron las ideas para lograrlo en una Conferencia de Defensa Planetaria, en Washington D.C. (lo cuál suena como de película de ciencia ficción). En dicho informe se describieron varias opciones que incluyeron el uso de armas nucleares para desviar, y no destruir, a los asteroides en curso de colisión. Esperan que la fuerza de las explosiones generen el impulso suficiente para empujar a la roca en una dirección diferente, y con ello prevenir el desastre.
En cuestión de explosiones, NASA descubrió que las bombas nucleares resultan ser mucho más eficientes para la desviación que las NO nucleares, debido a la enorme cantidad de energía que producen. Por lo pronto se están haciendo pruebas con cuatro tipos diferentes de explosiones: una en la superficie, explosiones diferidas en la superficie, una explosión en el subsuelo y explosiones que no hagan contacto con la roca.
Las explosiones superficiales y las subterráneas son las más efectivas, pero existe la posibilidad de dividir al asteroide, por lo que la mejor opción es, al parecer, hacer una serie de explosiones cercanas al asteroide pero sin llegar a tocarlo.
Ahora bien, la mejor opción que no utilice armas nucleares, es la de usar el efecto cinético. Pero el hacerlo implica disponer de información detallada de la composición de la superficie del asteroide. Otras opciones incluyen el uso de un laser gigante para desviar la trayectoria al concentrar el rayo en uno de los lados y "hervir" es parte de su superficie, o el enganchar una nave que tirara de la piedra hacía una dirección diferente.
Entonces ¿cuáles son las posibilidades de que nos golpee un asteroide?
La necesidad inmediata de defenderse de un gran impacto es muy poca, pero no es imposible que suceda. Los científicos estiman que un objeto de más de 400 metros de diámetro podría chocar contra la Tierra cada 160,000 años.
Fuente: www.pulsodigital.net
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