La lucha del bien contra el mal no tiene porqué ser sangrienta y cruel.
Cuánto dolor y sufrimiento se hubiera ahorrado si el Reverso Tenebroso y los Caballeros Jedi hubieran dirimido sus diferencias en el terreno de juego, con deportividad, cada uno en su lado de la cancha. Todos hubieran terminado con las manos en su sitio. Y aún hay más.
Es curioso cómo nos fascina el bádminton.
Una especie de híbrido entre el tenis, el voleibol y el “bullet time” o tiempo bala que popularizó “Matrix”. Esa extraña pelotita que lleva adosada una estructura reticular que hace que al principio de sus parábolas la velocidad sea vertiginosa pero en la caida se demore.
Y ya si añadimos un poco de postproducción digital y unos efectos de sonido, la competición de espadas laser se convierte en un elegante deporte y no en un festín de violencia. Ay, si Lucas levantara la cabeza…
Fuente: http://www.gizmodo.es
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