Aunque muchos lo sospechaban, otros lo intuían y los habituales conspiranóicos clamaban su certeza, no ha sido hasta hace bien poquito que Google ha admitido que facilita datos de sus clientes europeos a las agencias de seguridad estaodounidenses en función de la Patriot Act.
Esta Ley se aprobó tras el 11-S y faculta a ese entramado de siglas que componen la inteligencia USA a husmear con gran facilidad entre la privacidad de los ciudadanos USA, de los transeuntes por su territorio y lo que ahora hemos conocido, la de quienes vivimos en otros países pero hacemos uso de servicios como los que presta Google, que ha sido la primera en admitirlo pero no será la única. Y aún hay más.
En “Sneakers (los fisgones)” Robert Redford y Sidney Poitier trataban de entender con quién se las estaban viendo y les costaba identificar a sus interlocutores.
Porque no eran los que oímos susurrar cuando hablamos por teléfono (eso es el FBI), ni los que se dedican a derribar gobiernos extranjeros (la CIA), ni los que me leen los correos electrónicos (la NSA). Y es que al temor que surgió tras los atentados terroristas del 11-S hay que unirle la sopa de letras de las agencias de inteligencia norteamericanas y el omnipresente uso de las comunicaciones telemáticas para entender el interés del Gobierno USA por ejercer un control exhaustivo sobre la información que de millones de usuarios manejan compañías con tantísimos clientes intercambiando datos como Google, Facebook, Microsoft, Yahoo, Amazon, Apple…
La Ley Patriótica, que facultaba una manga ancha de gran discrecionalidad a la intervención de las comunicaciones privadas, resulta de aplicación cuanto menos discutible cuando se trata de ciudadanos de otros países, pero lo cierto es que utilizamos un medio de comunicación (en este caso Google) que está sujeto a esa legislación. De hecho el propio servicio advierte de esta circunstancia, la posible facilitación de datos a las autoridades, en esa letra pequeña que pocos leen, aún menos entienden y a la que al fin y a la postre casi nadie hace caso.
La colisión la tenemos con la mucho más restrictiva legislación de la Unión Europea en lo que respecta a la privacidad y el tratamiento de los datos personales. Los europeos gozamos de una mayor protección en este ámbito peeeeero es que estamos haciendo uso de un servicio proporcionado por un operador sujeto a la legislación USA. Y ya la tenemos liada.
¿Tendrá que imponer la UE a empresas de este tipo el sometimiento a la legislación comunitaria en esta materia? ¿Habrá un google.us y un google.ue con distintas reglas en cuanto a facilitación de información personal a las agencias de seguridad USA? ¿habrá que registrarse haciendo uso del pasaporte para demostrar que eres ciudadano europeo? ¿habrá un éxodo masivo de usuarios de Google a proveedores de servicios similares sujetos exclusivamente a la legislación comunitaria? ¿existen tales empresas?
La UE debe tomar cartas en el asunto y emitir algún tipo de veredicto que aclare la situación y tranquile a los ciudadanos europeos que mientras harán (haremos) bien en no enviar emails comprometedores, aunque como siempre en estos casos, quien no tiene nada que ocultar no debería tener nada que temer.
Fuente: http://www.gizmodo.es/
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